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Santiago de Compostela.
En esta ocasión nos proponemos descubrir Ría Da Estrela y La Costa Da Morte. En mí segunda visita a Galicia, la primera fue a las Rías Baixas, no me esperaba encontrar unas playas tan espectaculares que bien pueden competir con las del Caribe en belleza, aunque no en temperatura. Otra vez como base en Santiago de Compostela por si ubicación central en la Comunidad Gallega, por su acceso en vuelo directo, por su Catedral, por su monumental casco antiguo, por su gastronomía y por un sinfín de motivos. Santiago nos abre los brazos y nos ofrece un cálido alojamiento en pleno centro histórico como siglos ha hecho con el peregrino.
La Catedral imponente nos saluda en un clima veraniego, en pleno julio, que es de agradecer para los que huimos del calor del Mediterráneo. Espectacular fachada y plazas circundantes para pasear, perderte y absorber hasta el mínimo detalle. Tras ver al Santo y degustar un buena cena nos preparamos para kilómetros de rutas, porque… eso sí, prepárate para hacer kilómetros de carretera porque si algo tiene Galicia es que sus cuatro provincias dan mucho que recorrer.
Arrancamos en Noia recorriendo la AC-550 que bordea la costa y la Ría de Muros y Noya, ávidos de paisajes y … los encontramos … vaya que si los encontramos … Personalmente me sorprendió mucho la belleza de las playas, con arenas finas y “aguas calmadas”, vacías y limpias. Un contraste con las playas del Mediterráneo abarrotadas y saturadas por esta época.
Portugalete, Muros y así hasta el Faro de Lira. Playas de una belleza deslumbrante pero también de una frialdad como la costa que lleva su nombre. En nuestro camino a Finisterre hacemos una breve parada para visitar la Cascada de Ézaro y otra no tan breve parada en Corcubión para dar buena cuenta del marisco Gallego. Homenaje por todo lo alto donde, bajo amenazas a las niñas, que el percebe ni tocarlo, resultó que al final si les gustó y se lo comían como pipas. Así es la vida con las nuevas generaciones, de repente pasan del BigMac a los percebes y ni te has enterado. Así de dura es la vida.
Continuamos con parada y paseo para bajar un poco el acido úrico en la Praia de Sardiñeiro. Tan preciosa, tan vacía y tan paradisiaca que era inevitable descalzarse y pasear por ella disfrutando de sus aguas claras y limpias. Destacar la Playa Langosteira y A Ribeira antes de llegar al faro de Finisterre en el cabo que lleva el mismo nombre. Para terminar la ruta llegamos hasta Muxía donde en la Punta Lagosteiras encontramos el Santuario Virxe da Barca.
Un espectáculo de contrastes para los que somos del sur, conociendo la otra España del Norte tan diferente.
Playa de las Catedrales.
La playa de Las Catedrales es el nombre turístico de la playa de Aguas Santas, situada en el municipio gallego de Ribadeo, en la costa de la provincia de Lugo. Y de repente descubres que España, de cabo a rabo, es espectacular. Tal monumento natural lleno de arcos y cuevas naturales que me recordaba a cuantos y accesos mágicos tipo Narnia, la verdad no te lo esperas. Para recorrer sin prisas y disfrutarlo. A tener en cuenta que es acceso con entrada pues ya está limitado el número de personas que pueden acceder a la playa y debes sacar entrada gratuita por su web.
Recordad que las distancias son largas y cada excursión de este tipo te puede llevar fácilmente y mínimo 100 km por trayecto.
Orense y la Ribera Sacra.
Si hay un sitio donde perderse, y que no te encuentren ese es Orense y su provincia. Curiosa la Catedral de Lugo, aunque sinceramente, que nos quisieran cobrar 5 € por entrar, hasta mi mujer que es la más beata se ofendió. Arduo camino hasta Parada de Sil para llegar a su embarcadero y poder navegar por las Aguas del Sil. Sinceramente lejos, muy lejos. Mejor ir directamente al mirador de Castro en Parada de Sil, “A mirada Máxica”. Aun así navegando por sus aguas podrás entender el valor de la denominación del origen del vino de la Ribera Sacra, cultivado en sus crestas y barrancos en este profundo cañón. Como todo en esta vida hay que probarlo y así hicimos. Buen vino con cuerpo para degustar con un buen filete. Comentar que a medio camino hicimos parada en el Monasterio de San Pedro de Rocas.
Una vez visto Orense como provincia queda todo muy lejos, con carreteras largas y pesadas así que si me pierdo y no me encuentran por allí andaré.
Sin lugar a dudas a Santiago le pasa como a París, Londres, Roma y New York, grandes ciudades que puedes repetir las veces que quieras que nunca te la acabas.
Video foto-montaje
